Cómo ahorrar en la factura del gas

Con la llegada del frío el consumo de gas aumenta de forma considerable. Calentar el agua que utilizamos para el baño o utilizar la calefacción para climatizar el hogar supone un aumento del consumo de gas y por tanto, una subida en la factura mensual.

Se estima que la calefacción supone un 40% de la energía que se consume en la vivienda. Un uso eficiente de la calefacción ayuda a rebajar considerablemente la energía consumida lo que va en beneficio de la economía doméstica y del medio ambiente.

Cómo ahorrar en la factura del gas

Se recomienda encender la calefacción por la mañana y apagarla por la noche manteniendo una temperatura ideal por el día de entre 20-21 grados centígrados y entre 16-15 grados durante la noche. Reduciendo la temperatura en la vivienda se consigue un ahorro en torno al 13%.

Otra forma de mantener la eficiencia energética en el hogar es mediante la elección de una caldera de condensación frente a las calderas convencionales y de baja temperatura y en la instalación del sistema de distribución de calor. Los más habituales son radiadores y suelo radiante, este último no necesita elevar tanto la temperatura del agua, distribuye homogéneamente el calor y es más eficiente.

Las calderas de condensación son calderas estancas (la admisión de aire y evacuación de los gases se realiza en una cámara cerrada) y tienen el mismo funcionamiento que las de baja temperatura, pero aprovechan el calor de los gases de escape.

La eficiencia de la caldera de condensación permite un ahorro energético del 10%.

También es fundamental el buen aislamiento del hogar, ayudando a la eficiencia energética tanto con los cerramientos aislantes como con las ventanas.

Las cocinas de gas permiten un ahorro de hasta el 30%. 

Disponer de una cocina equipada según las necesidades reales es una elección que disminuye el gasto de consumo de gas. Los extras que no se necesitan, aumentan el consumo.

Los quemadores deben permanecer limpios para que el calor fluya mejor y no se desperdicie gas.

El tamaño, el material y el uso de los recipientes para cocinar también influyen a la hora de ahorrar.

Cacerolas con tapas, ollas a presión, ollas de fondos planos permiten ahorrar entre un 25-50% de energía.

También se debe empezar a cocinar con temperaturas altas, e ir reduciendo la temperatura a medida que se acabe de cocinar.

El gas y la luz en las viviendas, son unos de los gastos más importantes para el consumidor.

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